martes, diciembre 02, 2008

SuresteTraail

La SuresteTrail podría parecer una carrera menor, pero no lo es.
No sólo por la organización, de diez, donde los voluntarios tuvieron que aguantar apostados en lo alto de las montañas con un par de grados y lluvia el paso de los corredores para señalizar los tramos más complicados o para ofrecer el avituallamiento; sino por el recorrido espectacular y en ocasiones peligroso y más con esa persistente lluvia que hacía que las piedras fueran un terreno recién encerado.
Creo que es el momento de empezar a derribar mitos, y desterrar creencias que nos han inculcado desde siempre. Los que me conocen saben que valoro cualquier carrera sea de la distancia que sea, que pienso que el esfuerzo se produce en todas en mayor o menor medida, y que para ello se ha de tener una preparación metódica, pero creo que ya vale de poner al maratón como el rey de las carreras… parece que si dices que has corrido un maratón en tanto o en cuanto tiempo suena como algo épico. Y lo es, pero con matices. Admiro a las personas que se esfuerzan día a día para conseguir salir cada momento a entrenar y preparar un maratón, los que se ilusionan con rebajar sus marcas… yo mismo si se me pone a tiro bajaría mi marca en maratón. Pero no, 42kms son míticos (o casi), pero no únicos. El domingo en la Sureste corrimos 22kms en los que invertí 3h exactas… lo mismo que un maratón, pero con varias salvedades… el esfuerzo es infinitamente mayor, el sufrimiento se triplica, los sentidos se olvidan del piloto automático y se activan cada décima de segundo, para no tropezar, no escurrirse o para tener un recurso donde agarrarse. En ninguno de mis 10 maratones corridos hasta hoy he acabado tan agotado físicamente como el domingo en la Sureste, ni he valorado tanto haber terminado una carrera como el domingo. No quiero ir contra concepto, y aunque de igual que expliques lo duro y exigente de una carrera de este tipo, del destrozo muscular que se puede alcanzar, decir "he corrido un maratón en X tiempo", siempre dejará las bocas abiertas frente a "he corrido una carrera de montaña de 22kms"… ah, sólo son 22kms
Creo que en la región de Murcia llueve tres días al año, supongo que no pasaran de 400mm de precipitaciones anuales… pues bien, el domingo se desplomaron 350 de los 400mm anuales. Hace frío, o yo lo tengo. Miro hacia la montaña y veo la mitad, la otra mitad está cubierta de niebla. Gracias a Sergio consigo un chubasquero que a la postre me salvaría de una pulmonía.
Dan la salida. Los primeros kms son más o menos regulares, sin grandes obstáculos. Esto hace que me desmarque unos metros del resto del equipo. Llego al km 8 donde están nuestros seguidores. Oigo los gritos. Paso el Portús, por una carretera y vuelvo a subir… aquí se termina todo. Veo la montaña, las piedras, la lluvia. Es un terreno impracticable, no es mi terreno. Me alcanza Sergio y al poco tiempo Pedro. Sergio baja muy bien, Pedro y yo no tanto, así que en las bajadas Sergio se escapa, pero todo es un espejismo pues en las subidas le damos alcance… es una tira y afloja de la goma.
Llego a la zona para mi más conflictiva, la de los acantilados al mar. Me da miedo, las piedras resbalan y ya me he caído un par de veces. Entonces recuerdo el anuncio de la carrera cuando ponía eso de 70% de terreno técnico…. Medio kilómetro vertical. La madre que lo parió!
Miro el reloj, llevo una hora y media corriendo. Aquí da igual el tiempo, porque aunque la montaña siempre es la misma, siempre es diferente.
Subimos a lo que llaman la casa del comandante, que está en ruinas… pero claro, ¡¡¡el comandante se podía haber hecho la casa al lado del mar con polarisworld como todo el mundo y no aquí arriba!!! La subida se me hace interminable. Pedro y yo terminamos por dar alcance por enésima vez a Sergio.
Me he hecho un doble esguince, que no es dos esguinces, sino el mismo esguince dos veces. Nos volvemos a encontrar con las chicas. Quedan 5kms.
Los últimos kms se acercan más a mi terreno, así que voy todo lo deprisa que puedo, pero con cuidado, que a esas alturas y por el cansancio de las piernas, una chinita en el camino es un pedrusco enorme y no quiero tropezarme y volverme a caer.
Llego a meta mientras comienza a llover nuevamente. Ha sido una de las carreras más logradas, una en las que más esfuerzo he invertido. Doy por bien empleados los golpes, seguro que mañana, cuando se hayan enfriado, no…

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Fantástico relato, es un placer disputar carreras en las que no importa la marca, sólo el placer de dar lo máximo de uno y que no se entiende sin un poco de masoquismo o de una relación amor/odio (odio de forma cariñosa, cuando nos topamos con más de una rampa y soltamos todo timpo de improperios) hacia la montaña que muchos llevamos dentro.

Francisco Castaño dijo...

Vaya mala suerte tres días de lluvia al año y te toca uno.

Me alegro de que haya sido una de las carreras más logradas y que a pesar del esfuerzo te hayas quedado satisfecho.

Saludos.

anita (la gurisa) dijo...

parece que las rotativas estan en marcha... me alegro mucho

un beso!

Anónimo dijo...

Je, y luego dice Sergio que la montaña es fácil ;-)

Cada vez que me acuerdo de la Marxa al Bartolo se me abren las carnes.

Kim Basinguer dijo...

Cuida ese esquince, ya sabes que son delicados y difíciles.

IRISHDECAI dijo...

Que barbaridad Merak. Pensaba que era yo el bruto al ponerme a hacer velocidad a mis años, jeje. Me gustas amigo.

Maria Coca dijo...

ENHORABUENA!!! Poque da igual el número de kilómetros recorridos: lo importante es haber estado ahí. Y eso es ya todo un mérito. Me encanta el relato y que hayas estado allí para narrarlo ahora, con toda su sal.

Besos grandes.